No cabe duda que el diputado federal Pablo Gamboa Miner fue víctima de su propio padre, el senador Emilio Gamboa Patrón, pues aunque Pablito le debe su escasa carrera política a su papá, también fue éste quien con sus excesos acabó con su proyecto para la gubernatura.

El “chavorruco” Emilio Gamboa Patrón destruyó las posibilidades reales que tenía su vástago de ser candidato del PRI al gobierno del estado, pues Pablo hizo mucha talacha a lo largo de tres años para poder contender por la gubernatura.

A Pablo Gamboa se le puede atribuir traicionar la confianza de los ciudadanos una y otra vez al levantar el dedo para votar en la Cámara de Diputados por las reformas que afectan a los mexicanos, pero no le puede atribuir ningún exceso.

Sin embargo, a su papá sí se le responsabiliza de caer en muchísimos excesos, como las veces que utilizó helicópteros de la Armada como si fueran taxis aéreos a su servicio.

Hace un año un helicóptero aterrizó en una zona protegida de Yucatán simplemente para que el senador puede abordar un barco y pasear; hace un par de meses utilizó una aeronave de la Fuerza Aérea para aterrizar en Campo Marte y jugar golf con el presidente Enrique Peña Nieto.

Las facturas políticas de estas desafortunadas acciones las cobró su hijo, quien aunque es una persona joven se comportó con más madurez política que su padre, quien es un chavorruco sesentón que le vale madres lo que la gente diga.

Precisamente como Pablo es joven le espera un futuro prometedor, seguramente el PRI lo designará candidato a senador, pero en seis años no es un hecho que él contienda por la gubernatura, porque en política nada está escrito ya que todo es cuestión de tiempo y circunstancias.

Y si en un año Don Emilio cometió muchísimas imprudencias, que no haría en seis años ya que lleva una vida entera de cargos plurinominales, porque el pueblo jamás ha votado por él para ser senador y diputado federal en varias ocasiones; así que con un papá así para que quieres enemigos.