Aunque Víctor Caballero Durán era desde un principio el candidato del gobernador Rolando Zapata para la gubernatura, la realidad es que al titular de la Segey lo destruyó el caso Crecicuentas, donde (con o sin motivo) fue involucrado.

Hasta antes que se detone el caso del fraude de Crecicuentas, Caballero ya se sentía el próximo gobernador de Yucatán, sin embargo, luego que explotó la bomba fue tan embarrado que nunca pudo limpiar su imagen.

De hecho, las víctimas del fraude de Crecicuentas hasta el día de hoy siguen esperando que le devuelvan sus ahorros de toda la vida; de hecho, el escándalo trascendió a nivel nacional y manchó la administración de Rolando.

En el 2015 Caballero también pagó la factura política por haber perdido en las elecciones intermedias muchos municipios importantes y que eran bastiones del PRI.

Ese año fue designado coordinador del PRI de todas las campañas en el estado: el saldo fue haber perdido Progreso, Valladolid y varios municipios que eran emblemáticos para el tricolor.

En otras palabras, entregó pésimos resultados a su partido político, sin embargo, Rolando lo compensó entregándole la Secretaría estatal de Educación, donde también hay muchas inconformidades.

A eso se suma su falta de carisma, ya que siempre está molesto, mira mal a todos (ciudadanos y prensa), es antipático, desagradable y demostró que se mareó con las responsabilidades que le confirió el gobernador.

En otras palabras, Caballero llegó hasta donde está únicamente porque es amigo personal de Rolando Zapata, ya que antes nunca brilló ni destacó políticamente, siempre fue gris y nadie quería encomendarle ninguna responsabilidad importante.

Seguramente el PRI le dará alguna candidatura para compensar que fue “bateado”, pero su oportunidad de oro se acabó, nunca volverá a tener tanto poder como tuvo estos seis años.