México se encuentra en el centro del debate financiero tras el cambio de perspectiva de estable a negativa realizado por la agencia calificadora HR Ratings sobre la deuda soberana de largo plazo. Este ajuste se suma a la decisión previa de Moody's de rebajar su perspectiva, lo que refleja un aumento en las preocupaciones internacionales sobre el crecimiento económico y el manejo fiscal del país en el corto y mediano plazo.
HR Ratings justificó su decisión señalando proyecciones más débiles de crecimiento económico para 2024 y 2025, y un déficit fiscal que, según sus estimaciones, se reducirá más lentamente de lo previsto por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Además, destacó factores como el menor dinamismo en sectores clave como la construcción y las manufacturas, así como el impacto potencial de un posible cambio de administración en Estados Unidos en 2025, que podría deteriorar las relaciones comerciales bajo el marco del T-MEC.
Por su parte, Hacienda respondió enfatizando que las proyecciones del Paquete Económico 2025, que prevé un crecimiento del PIB entre 2% y 3%, se basan en un análisis "realista y prudente". Según la dependencia, la economía mexicana muestra signos de fortaleza gracias a la demanda interna, la inversión estratégica y los programas sociales. También subrayó que México cuenta con amortiguadores fiscales para enfrentar posibles choques globales.
Aunque la calificación de largo plazo de México se mantiene en niveles de grado de inversión, los ajustes en las perspectivas reflejan la necesidad de reforzar la confianza de los inversionistas. Mientras tanto, el gobierno insiste en que el país tiene los recursos y las estrategias necesarias para consolidar su posición económica y superar los retos actuales.