Comenzó el último periodo de vacaciones de los actuales diputados estatales, los más perezosos en la historia de Yucatán.

Como la legislatura finaliza el último día de agosto, quiere decir que los “representantes populares” cobrarán tres meses de sueldo sin dar un golpe.

Recordemos que a los diputados no les gusta decir que están de vacaciones, ellos prefieren decirle “receso”, aunque en la práctica es lo mismo porque no acudirán a sus oficinas ni sesionarán de manera ordinaria. Solo se reúnen si llegara a ocurrir alguna situación extraordinaria.

Oficialmente, los diputados clausuraron el Tercer Periodo Ordinario de Sesiones, correspondiente al Tercer Año de su Ejercicio Constitucional, con muchísimos pendientes legislativos.

Y aunque hasta el 31 de mayo se supone que estaban trabajando, la verdad es que solo iban a las escasas sesiones de pleno porque todos están en campaña apoyando a sus partidos.

Vale la pena recordar que desde que inició la pandemia los diputados han faltado muchísimas veces a trabajar pues alegan que “no quieren enfermarse”.

Todo el 2020, con ese pretexto, los legisladores estatales prefirieron quedarse en sus casas o en sus ranchos, mientras los ciudadanos de a pie sí se partían el lomo trabajando.

Claro, cada uno de los 25 diputados estatales gana 100 mil pesos al mes, vaya a laborar o no; basta con justificar su falta para que no les descuenten el día.

Por decir un ejemplo, Janice Escobedo Salazar fue presidenta de la Mesa Directiva a lo largo de un año; nunca visitó su distrito, sin embargo, fue premiada con la candidatura del PRI a la diputación del quinto distrito federal.

A lo largo de dos años y medio que cobró como legisladora local jamás regresó a su demarcación, nunca recibió a los ciudadanos que la fueron a ver a su oficina, no obstante, ahora está de campaña saludando a toda la gente que ve del distrito 5 federal. Hasta el miedo a enfermarse se le quitó.