Se cumplen dos años de la ejecución de Emma Gabriela Molina Canto, aquella mujer que vivió muchos años de calvario por culpa del sistema, pues aunado a los problemas que tenía con su ex esposo, (que le robó a sus hijos) el anterior gobierno no movió un solo dedo por ayudarla.
Como todos saben, el 27 de marzo del 2017 Emma Gabriela fue ejecutada en la puerta de su propia casa y ante la mirada atónita de sus hijos, quienes vieron como su madre moría desangrada.
Unos sicarios contratados ex profeso viajaron desde Tabasco para apuñalar a Emma Gabriela, y lo lograron, aunque hoy están en la cárcel y permanecerán muchos años como autores materiales del feminicidio que estremeció a todo México.
Vale la pena recordar que desde el 2011 Emma Molina luchaba por la custudia de sus hijos, ya que el padre de los infantes se los llevó sin autorización; las autoridades de varios estados del país, en lugar de ayudarla, la persiguieron mucho tiempo por acusaciones falsas.
Mediante delitos fabricados Emma Gabriela salía de una persecución para entrar a otra; incluso, hasta su madre, doña Ligia Canto, fue detenida en Yucatán para ser encarcelada en una prisión de alta seguridad en Jalisco por un delito que no cometió.
A los pocos días de haber sido capturada Doña Ligia Canto fue liberada cuando se demostró que era completamente inocente de los cargos que le imputaban las autoridades de Jalisco, pero no salió gracias al gobierno de Yucatán, sino gracias a organizaciones no gubernamentales de apoyo a la mujer.
Como se recordará, tanto Emma Gabriela como su madre Ligia Canto suplicaron muchas veces ayuda al gobierno de Rolando Zapata Bello, primero para que pudieran recuperar a los hijos de Emma, y luego para proteger a la susodicha, pero Rolando nunca hizo nada para ayudarla.
Y es que el caso de Emma no era cualquier caso de violencia contra la mujer, era el aparato gubernamental contra una sola persona. Ella informó a las autoridades que había recibido muchas amenazas de muerte y nunca se le apoyó, hasta que finalmente la mataron.
Un papel lamentable en este caso es que el tuvo Celia Rivas Rodriguez, quien fungía en ese entonces como fiscal general del estado y no movió un solo dedo por apoyar a la familia Molina Canto.
Celia Rivas no ayudó a Emma Gabriela a recuperar a sus vástagos; tampoco hizo nada para detener la persecución que sufrió por parte de la policía de otros estados por culpa de las delitos fabricados en su contra.
Incluso, cuando doña Ligia Canto fue detenida en Yucatán por la policía de Jalisco Celia Rivas tuvo el descaro de decir que “no podía hacer nada” y se quedó cruzada de brazos.
En su conciencia lleva Celia Rivas los años de calvario y violencia psicológica que sufrieron madre e hija, primero porque no ayudó a recuperar a los hijos de la hoy occisa, y segundo, porque nunca brindó protección especial a Emma, quien muchas veces dijo públicamente que había recibido amenazas de muerte,
Y aún así, Rolando Zapata presumía que Yucatán era el estado más seguro del mundo y que nada pasaba aquí.