Los caballos que jalan las calesas en distintas ciudades del país disfrutan la cuarentena, pues debido a que en México se paralizó totalmente la actividad turística ya no hay personas que contraten los paseos en estos carruajes.
En estados como Yucatán, donde la temperatura ronda los 40 grados durante abril y mayo, son comunes estos servicios, y quienes lo sufren son los animales, ya que empujan calesas hasta con cinco personas (cuatro turistas y el conductor).
Es una verdadera pesadilla para los caballos este trabajo forzado, y peor en entidades tan calurosas como Yucatán, pues el pavimento está literalmente hirviendo, y a los conductores no les importa que los animales se quemen las patas, pues hay dinero de por medio.
Hemos visto en toda la república y en todo el mundo accidentes viales en los que las víctimas son los caballos, pues se mueven por calles transitadas, llenas de vehículos, por lo que arriesgan su vida y la de los pasajeros.
También hemos observado que se mueren de sed, pues hacen viajes kilométricos y nadie se toma la molestia de darles agua. O sea, son reducidos a simples objetos.
En varias ciudades de la República Mexicana se han puesto en marcha calesas eléctricas, o sea, movidas por un motor. Ojalá que en todo el país se implementen, así se deja de explotar a los seres vivos y no se quedan sin sustento las familias.