Bastante bien aprendieron los panistas las mañas de los priistas, pues los más influyentes colocan a sus parejas o familiares en cargos públicos de gran importancia.

En Yucatán tenemos dos casos: el de la ex legisladora Rosa Adriana Díaz Lizama quien logró que su hija fuera diputada y luego la convirtió en presidenta de la mesa directiva del Congreso del Estado pese a su nula experiencia política.

Otro caso bastante sonado es el del dirigente estatal del PAN Asís Cano Cetina, quien convirtió a su esposa y madre de su hijo Karla Salazar González en legisladora local.

Si bien es cierto que Karla Salazar fue electa por el pueblo, también es verdad que gracias a su pareja consiguió la candidatura de la demarcación más fácil para el PAN: el quinto distrito estatal.

El distrito V es bastión de Acción Nacional, lo que significa que cualquier militante de ese partido puede ganar la elección, aunque no haga campaña. La gente que vive en esa zona tradicionalmente vota por el PAN, a pesar que el candidato sea malo.

En el caso de Karla Salazar nos informan que ni siquiera hizo campaña. Se tomaba un par de fotos al día, y las compartía en sus redes sociales para simular que caminaba.

De hecho, anteriormente fue regidora de Mérida y durante un año estuvo escondida en su casa “por la pandemia”. Nunca recorrió ninguna comisaría ó colonia de Mérida “por temor” a contagiarse.

Fue Asís Cano quien utilizando su membrete de dirigente del PAN le gestionó la candidatura al distrito V local y a la larga se convirtió en legisladora. La pareja es mantenida por el pueblo yucateco.